Evoco recuerdos y emerge una sonrisa de mi rostro,
el hálito de aquellos días, de aquellas horas del alma
testigos de mis dedos aferrados a tu cintura
y así cuando al fin te creí ausente, veo tu bandera
atracar en el puerto de la nostalgia
y aunque cargo en mi mochila
la certeza de no tenerte mas
los viejos anhelos asaltan mi ansiedad
saquean la calma y súbitamente
veo como la brisa de mi realidad arranca las velas de la esperanza,
Cae la noche y el añejo sabor de aquel idilio
se hunde lentamente en el horizonte,
Fue un hermoso viaje, pero el viento cambia, como cambió tu rumbo
y mientras naufrago en el mar de la incertidumbre
me aferro a las luces que se agitan a la distancia y al oceano de mi destino.
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